El expresidente Mauricio Macri y Patricia Bullrich mantuvieron una reunión junto al futuro presidente Javier Milei, tras el cierre del balotaje 2023.
Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich se reunieron por primera vez después de la aplastante victoria que obtuvo el líder de La Libertad Avanza en el balotaje, convirtiéndose en el nuevo presidente de la Nación al superar a Sergio Massa por casi 12 puntos porcentuales.
Los protagonistas del pacto que fortaleció al libertario luego de las elecciones generales en las que había quedado segundo, 7 puntos abajo del hasta hoy ministro de Economía, celebraron juntos en el Hotel Libertador, sitio de la Ciudad de Buenos Aires elegido como búnker y residencia de las últimas semanas por el flamante presidente electo.
La confirmación de la presencia de los líderes del llegó pocos minutos después del cierre de la votación, en medio de una jornada que siempre estuvo atravesada por los datos optimistas en torno a la performance del libertario. A lo largo del domingo electoral, distintos dirigentes del partido opositor iban expresando su voluntad de asistir al reducto de La Libertad Avanza, a medida que llegaban los números alentadores de las distintas mesas del país.
Los tiempos en el domingo del balotaje se adelantaron. La información oficial, prevista para las 21 horas, se conoció casi 50 minutos antes, cuando Sergio Massa hizo su aparición, pasadas las 20.10, en el Complejo C, admitiendo la derrota. Minutos antes, según el propio ministro de Economía contó, había conversado con Milei, reconociendo su triunfo y abriendo por primera vez los canales para iniciar una transición entre el actual gobierno y el candidato ganador.
La victoria de Javier Milei ratificó el éxito del llamado “Pacto de Acasusso”, como se conoció a la reunión que mantuvieron Milei, Bullrich y Macri, con el ex presidente como anfitrión en su casona de esa localidad bonaerense. Allí, a 24 horas de haber sufrido el cimbronazo de las elecciones generales que ubicaron primero a Sergio Massa, los líderes opositores reorganizaron rápidamente su estrategia, asentados en la idea de que, pese a ese circunstancial triunfo peronista, la voluntad de cambio esta vez era mayoritaria.