domingo, septiembre 7, 2025
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Día de la Pachamama: una ceremonia milenaria que se celebra para conectar con la Madre Tierra.

Cada primer día de agosto se festeja, en distintas partes y en San Juan, también, el día de la Madre Tierra con eventos y experiencias que se extienden por todo el mes. Los gestos de agradecimientos a la naturaleza, los pedidos de abundancia, la caña con ruda y el contraste de su esencia con la cosmovisión de las ciudades modernas.

El día que recuerda la íntima conexión del ser humano con su entorno, el mundo natural. Las sociedades y comunidades originarias, que habitan este continente desde hace más de 3.000 años, encontraban en la naturaleza y sus elementos la respuesta a sus inquietudes y la unión con el todo. Cada 1° de agosto se llevan a cabo distintas ceremonias y rituales en distintas partes de Latinoamérica para agradecer a la “Madre Tierra” por su protección y providencia, que se extienden a lo largo de todo el mes.

Según la lengua quechua, “Pacha” significa “mundo” o “tierra”: la “Madre Tierra”, algo similar a lo que el pueblo mapuche denomina Ñuke Mapu, aunque existen algunas diferencias con la cosmovisión del pueblo de la Araucanía. La Pachamama es vista como una deidad en la que muchos pueblos andinos depositan su fe y agradecimiento por todo lo que la naturaleza provee. Las comunidades como la quechua o aymara ven en la Madre Tierra a la diosa de la creación, aquella que sostiene la vida en este planeta, que provee lluvias para que crezcan los cultivos y aires que refrescan el alma. La cosmovisión de estos pueblos puede verse, hoy actualizada, como un llamado de atención a la sociedad actual ante tanto olvido del único hogar. O como dice el Papa Francisco: “la casa común”.

En el norte de Argentina se concentran la mayoría de los festejos y las ceremonias. Es una de las áreas del país que más vívidamente conserva estas costumbres ancestrales, ligadas a culturas prehispánicas, que lograron sobrevivir a la occidentalización tras la conquista española: hoy existen, en Argentina, por lo menos 35 pueblos originarios oficialmente reconocidos que representan a más de 400 mil personas, según la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas del INDEC. En este sentido, la Pachamama tiene un significado muy profundo. Es una ceremonia milenaria que se celebra y se vive como una fiesta.

Para entender su esencia ritualista, se debe entender holísticamente al universo y sus seres, al mismo tiempo que se inserta dentro de los ciclos agrícolas y pastoriles de cada año. Durante la época más seca del calendario, se agradece lo cosechado unos meses atrás durante el verano, se labra la tierra para refrescarla, y se prepara para ser trabajada. Ante una mirada de unidad entre los elementos de la naturaleza, y concebida la Madre Tierra como una deidad, se ofrecen tributos como agradecimiento por lo provisto. Las ofrendas constan de sahúmos, comida, plantas, vino, bebidas y hasta tabaco (una planta sagrada por muchas culturas). Así se forma un ciclo circular, de agradecimiento, pero también de pedido de abundancia para los tiempos venideros. De alguna manera, se alimenta a la Pachamama, se la provee y se entabla una relación holística con ella. No es algo ajeno a las personas, no es el ambiente, la ecología ni el suelo, sino un ser vivo dinámico, constante, integral y abundante. La cultura de los suelos se proyecta en el cultivo de la propia alma del ser humano, criando animales uno se cría junto con ellos. Cuidando y sosteniendo a la Madre Tierra, se sostiene la humanidad.

Es innegable que esta ceremonia se actualiza y se encuentra arraigada al presente. El crecimiento de los reclamos por la protección del ambiente en los últimos años parte de una premisa similar: la protección de la Madre Tierra, del hogar del ser humano y todas las especies. La comprensión de que dañando al planeta la sociedad se hace daño a sí misma, es una idea que ya se percibía en las tradiciones ancestrales. Comprender que extrayendo los recursos sin ningún tipo de control, generando residuos masivamente e intoxicando los ecosistemas, se intoxica y lastima al propio ser humano, de alguna manera se asemeja con la visión de cuidar a la Madre Tierra para que siga proveyendo de abundancia, agua y fertilidad.

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