Según la investigación, el 53 % de los niños tienen su primer smartphone a los 11 años, mientras que el 69 % de los menores con 12 años ya cuentan con uno al llegar a esa edad.
En medio de la preocupación, los relojes inteligentes resultan ser una opción que permite tener casi que un control total sobre la participación de los niños en el mundo digital, con herramientas que van desde GPS, aplicaciones de productividad, juegos y apps de ejercicio. Incluso, algunos de ellos ni siquiera tienen acceso a internet, lo que obliga a los niños a gozar solamente de los instrumentos instalados de forma predeterminada en el reloj.
Así, con este tipo de herramientas se puede lograr que los más pequeños de la casa se acostumbren a rutinas diaria, que no tengan que ser necesariamente quehaceres u otro tipo de deberes dentro del hogar. Además de las tareas del colegio o los oficios normales de todo niño, con este dispositivo se puede hacer un seguimiento real de su estado físico después de cumplir con una rutina deportiva establecido dentro del mismo reloj.
Igualmente, se pueden establecer horarios para los juegos dentro del smartwatch, incluso tachar y ofrecer recompensas por los resultados que se obtengan al terminar dicha actividad. También ofrecen formas de que los niños sientan independencia en el control de sus relojes inteligentes, por medio de apps que permiten, por ejemplo, configurar sus propias alarmas o hasta marcar por sí mismos las tareas cumplidas durante el día.
De esta forma, la incorporación de un reloj inteligente a la vida de un menor puede ser una opción que ofrece entretenimiento, responsabilidad y hábitos a la vida del niño, sin necesidad de que centren su vida en el mundo de la tecnología. La idea es que estas herramientas sean usadas como medio para facilitar la vida y no como el objetivo de la misma.
/Infobae