Ahora San Juan entrevistó a una mujer que hace honor al 8M, habiendo superado sus límites personales, desafiando sus miedos para alcanzar cada meta y proyecto enfocada en el futuro. Ella es Daniela Massud Picón, nació en Capital y hoy vive en Córdoba, su valor principal es la lealtad y la entrega incondicional, principalmente hacia sus amigos y familia. «Lo que más extraño de San Juan son las amistades con las que mantengo el contacto pese a la distancia», afirmó. Y luego agregó: «Ese aroma de los arboles, el cielo estrellado. La comida casera, las famosas semitas. Se me hace agua la boca de pensar en ellas». Más allá de la frase elegida como lema, ella aprovecha al máximo su presente y vive cada día como si fuese el último. Cursos, salidas con amigos, bares, teatros, trekking, herrería, maratones, grafología, animales, educación canina, naturaleza, taller de árabe, pintura, Seguridad Comunitaria. Están en su listado de vida que aún no acaba.
Cada 8 de marzo se conmemora el día internacional de la mujer («trabajadora», como antiguamente se especificaba, debido a la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona, en pie de igualdad con el hombre), hoy aún con todos los avances llevados a cabo, se mantiene el objetivo de la reivindicación de los derechos de las mujeres en varios ámbitos. Es por esto que dejamos la historia de una mujer fuerte y comprometida en su camino a la felicidad. Acostumbrada a levantarse temprano, ducharse, tomar su cafecito sagrado de las mañanas escuchando la radio, para luego salir rápido a trabajar. Esta sanjuanina, que vivió en Buenos Aires y ahora en Córdoba, con descendencia siria por su lado paterno; no desperdicia su tiempo en nada que la aleje de cosas que le transmitan sosiego y bienestar. «Al volver a casa, tomo un baño, me relajo, veo tele, escucho música y ceno tranquila en compañía de mi gatita negrita«, relató. Aunque esto es sólo una partecita de su vida.

Nuestra provincia guarda relatos de vida que no siempre son contados, en este caso Ahora San Juan conversó con Daniela, quien una vez fue una niña cargada de ilusiones que hasta hoy que es adulta lleva en su corazón. Dulce, soñadora, aplicada y sincera. «Una tarea que me apasiona en la actualidad es escuchar y ayudar a la gente, me hace sentir bien y me ayuda en lo personal, me fortalece«, reveló. En su pasado imaginaba llegar a ser reconocida en el mundo de la danza y bailar en el Teatro Colón, esta disciplina marcó su infancia y adolescencia. «Con poco hacíamos mucho, tuve una infancia hermosa donde podía ser yo en mi máxima expresión, descubriendo mis sentimientos a través de la danza y creando un mundo de ensueño«, detalló. En sus rutinas, aclaró: «Me gusta dedicar un tiempo para mí, hacer terapia, salir a caminar, escuchar el ruido del agua«.

Además, contó que el mate y el café son sus aperitivos preferidos y muchas veces la mejor opción para los días nublados o de lluvia que son los que más le gustan. Nostálgica con sus épocas de bailarina clásica, comentó que recuerda cuando llegaban los festivales y trabajaban todo el año para organizarlos. «Te llenaba el alma el reconocimiento al esfuerzo, era muy emocionante», resaltó. En ese entonces, según advirtió, bajaba unas escaleras para llegar al estudio, rodeado de espejos, donde la esperaba la directora y profesora que marcaba el ritmo con su bastón. «Esa exigencia llevaba a que nos esforzáramos más y pudiéramos brillar», exclamó. En la actualidad, hace actividades muy diferentes, y ese anhelo quedó en una aspiración que le hubiese encantado podido completar y no consiguió hacerlo, aunque representa un bonito recuerdo. «Quería interpretar el Lago de los Cisnes. Recreaba en mi mente esos escenarios, las luces, los telones, los aplausos«, apuntó.
Proyecto de vida más importante para Daniela: ser mamá. Nuestra protagonista señaló que éste fue el que más recelo le generó y que siente que ya lo completó al ver a su hija Sofía recibida de algo que le apasiona, enfocada en sus metas. «La responsabilidad de traer una vida al mundo, saber si la voy a poder guiar y encaminar, eso significó un desafío muy grande», manifestó.


Su versión perrera, que si bien siempre llevó consigo, salió a relucir sus aptitudes en los últimos años. «Gracias a mi ahijada que me llevó a incursionar en el mundo canino, es que logré conectar con ellos. Algo que siempre quise, hacer un equipo con ellos y ver resultados. Entendernos a través de la mirada, es muy interesante y hoy es mi pasión«. En este sentido, destacó que quisiera a futuro trabajar con búsqueda y rescate de perros: «necesito organizarme para conseguirlo, pero me gustaría integrar una organización de rescatistas, algo por el estilo. Aunque no se si lo consiga por mi edad». Daniela parece olvidar que si se lo propone ella es capaz de lograr eso y mucho más.



Corazón aventurero. Es el que atesora nuestra entrevistada y que deja al descubierto al enumerar todas las cosas que ansía hacer de ahora en adelante: «Viajar, conocer otras culturas, relacionarme con otras personas, disfrutar de un amanecer, de la playa, la montaña, el mar, donde sea, pero disfrutar de cosas simples».
Agenda de guerrera: Entró a las fuerzas policiales de la provincia de Córdoba habiendo sobrepasado los límites de edad establecidos (lo cual no fue un impedimiento en su rendimiento). «Fue un desafío creer en mis capacidades. Hice cosas que pensé que no conseguiría, resolví situaciones en la calle con hechos de violencia por ejemplo«, indicó. Un dato a destacar acá, es que ella anteriormente tenía miedo a las armas de fuego. Esto le significó un reto para pasar, y así llegar a ser policía: «saber manejar un arma fue algo que no imaginé. Me creía débil, hasta que me di cuenta que tengo un gran potencial para explorar«.



Daniela, tiempo atrás no conocía sus fortalezas, pero explicó que a partir de lo vivido, entendió que dentro suyo había una mujer fuerte esperando salir. «Y provengo de familia de mujeres fuertes, lo cual me enorgullece y por lo que siempre estaré agradecida«, remarcó. Entre sus principales actividades además de su trabajo están: juntadas familiares y con amigos, salidas y paseos diurnos y nocturnos como ir a bares a tomar una cerveza con alguien querido, y a ver obras de teatro, hizo un curso de herrería para mujeres, le gusta el trekking, todo lo relacionado a los animales (tiene diversos cursos de entrenamientos caninos), preparó a la perrita de su hija en detección, a corrido maratones, hizo un taller de árabe en la Sociedad Musulmana, aprendió sobre artes y pintura (hizo unos cuadros maravillosos), a tocar la armónica, aprendió a conducir de adulta y aún trabaja con su confianza para hacerlo. Además, no dejó nunca de estudiar para ascender en su carrera de Técnica en Seguridad Comunitaria y estudió grafología aunque no alcanzó a terminarlo. Cuando ella se encontró sin trabajo, nada le impidió superar los obstáculos, salió a vender maicenitas e incursionó en trabajos de ventas en diversas áreas. Hoy está con ánimos de dar vuelta otra vez la página, y encarar nuevas aventuras.








Sus lugares favoritos son Buenos Aires, caminar por las calles de Palermo, Carlos Paz de Córdoba, y donde haya espacios verdes, con río o mar para conectar con la naturaleza: «Me energiza y carga las pilas». Y añadió: «Me gusta visitar la tumba de mi viejo y rezarle, de San Juan un lugar hermoso es el dique de Ullum, además de ir a ver amigas». Una de las cosas que comentó que haría si fuera a nuestras tierras, «es ir a tomar un cafecito en una confitería que había frente a la plaza 25 de mayo«. «En mi adolescencia nos juntábamos ahí«, detalló. Si bien Buenos Aires es la provincia que más marcó su historia. San Juan ocupa un lugar en su memoria y guarda recuerdos hermosos de allá también.
Sus comidas de cabecera son las empanadas y ñoquis de su mamá y sus pilares de vida son: su hija, madre y hermanos.
Momentos de quiebre. A esta mujer resiliente y paciente, que supo esperar a que las tormentas pasaran, le tocó atravesar todo junto. Se separó, quedó sin trabajó y su papá enfermó y falleció (con quien mantenía una relación compleja que pudo mejorar tiempo antes de que partiera). «Fue fuerte porque estaba atravesando el duelo de la separación, sin trabajo y a esto se sumó lo de mi viejo. Pero su adiós me hizo más fuerte, y tenía que ser fuerte, no tenía opción. Porque debía tomar decisiones rápidas para darle un futuro a mi hija. La manera por la que pude salir adelante fue por el apoyo de mi mamá y mi familia, más hacer terapia, pedir ayuda, poder entenderme, transitar y abrazar el dolor«, confesó.



«Recuerdos que no voy a borrar…«, como dice la canción. El amor de su abuela cuando la visitaba, vivencias de FASTA, la primaria. A lo que sumó: «En la juventud la aventura de irme a vivir a Buenos Aires. En la actualidad, generé un nuevo recuerdo que será haber hecho una carrera policial, de técnica en seguridad. Mirar para atrás y ver todo lo realizado, enamorada de mi hija que está encaminada hacia sus sueños. Hoy digo que mi mejor momento es ver los logros de mi hija».
Entre las mujeres de su familia que ella siente que marcaron historia, está su bisabuela que escapó de Siria con el amor de su vida, con los peligros implicados en esos momentos. Y agregó: «Mi abuela paterna, que superó pruebas difíciles de su vida como la pérdida de su primera hija, mi vieja que fue superando varios golpes duros de la vida como quedar viuda jovencita, perder a su mamá, luchándola con sus dos hijos, uno chiquito y otra en camino. Agradezco toda la vida a mi generación de sangre por lo que soy».

Para cerrar dio su visión respecto a los cambios positivos que alcanzó la mujer: «La libertad de decidir, elegir y poder hacer. Y así romper con toda una generación machista. Algo que de a poco se va logrando. Más allá de que tengo mis diferencias con muchas cosas de la ideología feminista en sí, creo en la igualdad. En mi caso, me siento en el límite entre las generaciones pasadas y la moderna. Para mí la mujer hace cosas que el hombre no lo entendería, y también pienso que hay cosas que las mujeres no podemos hacer por el mismo hecho de ser mujer«. Aunque aclaró: «Pienso que hay que tener marcada la diferencia, y a través de la femeneidad decir sí puedo hacerlo, sin pasarse de la raya por así decir«.
Una de sus frases es: «Quiero el mañana, necesito el mañana«, la sacó de una canción y la lleva como lema. Un consejo que deja para las mujeres sanjuaninas: «Que sean ellas mismas sin ver el afuera, que se preocupen por conocerse, pelear por sus sueños, y no bajar los brazos. Como decia mi viejo: ‘Tenes que lucharla nena’, y es así, después todo tiene sus frutos. Que hagan todo con pasión, permitiéndose equivocarse y siendo sinceras con ellas mismas, pase lo que pase que le den para adelante».


/ Fotos cortesía de la entrevistada