El mandatario se dirigió al pueblo ruso luego de que las repúblicas de Donetsk y de Lugansk, así como las regiones de Zaporiyia y Jersón, anunciaran referendos sobre su adhesión al país euroasiático.
«El objetivo de Occidente es debilitar, dividir y, en última instancia, destruir nuestro país. Ya dicen abiertamente que fueron capaces de dividir la Unión Soviética en 1991, y que ahora ha llegado el momento de que la propia Rusia se desintegre en una multitud de regiones y zonas que se enfrentarán en una guerra mortal», dijo en su discurso.
El mandatario ruso también aseveró que Occidente pasó los límites en su línea política contra su país. Afirmó que la cúpula de los países occidentales amenazan constantemente a los ciudadanos rusos. Algunos políticos «irresponsables» de Occidente, recalcó, dicen que tienen planes de enviar armas de ataque de largo alcance a Kiev.
El presidente advirtió que las tropas ucranianas ya están atacando los pueblos rusos situados en la frontera con Ucrania. Así, el pasado 17 de septiembre, la artillería ucraniana bombardeó el pueblo ruso de Krasni Jútor, situado a 1,5 kilómetros de la frontera, dejando a un civil herido. Cinco días antes, en otro ataque ucraniano, un civil murió en la localidad fronteriza de Logachiovka.
Vladímir Putin subrayó que los intentos de destruir a Rusia se enmarcan en la estrategia de Occidente de suprimir los centros de desarrollo soberanos e independientes.
«Se trata de medidas necesarias y urgentes para proteger la soberanía, la seguridad y la integridad territorial de Rusia, de apoyar el deseo y la voluntad de nuestros compatriotas de determinar su propio futuro y de la política agresiva de algunas élites occidentales que buscan por todos los medios mantener su dominio, y para ello intentan bloquear y suprimir cualquier centro independiente de desarrollo soberano, para seguir imponiendo su voluntad y sus pseudovalores a otros países y pueblos«, aseguró Putin en su discurso.
Según el jefe de Estado, dichos objetivos se planificaron desde hace mucho tiempo en Occidente, que alentó a las bandas terroristas internacionales en el Cáucaso, promovió la expansión de la infraestructura ofensiva de la OTAN cerca de las fronteras de la Federación de Rusia y, en general, hicieron de la rusofobia su arma preferida.
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