Ahora San Juan dialogó con la deportista de alto rendimiento Ornella Gervasoni, quien representa a la provincia y al país en el Judo. Perteneciente a la Selección Nacional de Judo, la joven de sólo 18 años afirmá que la disciplina le permitió crecer profesional y personalmente aportandole grandes lecciones de vida.
Ornela no siempre se dedicó al Judo, durante los primeros años de su infancia su pasión era el Patín Carrera, deporte que dejó alrededor de los 7 años y empezó a practicar este arte marcial que le daría un nuevo panorama de vida. «Cuando era chica tenía sobrepeso entonces esto de la disciplina siempre estuvo en mi vida. Cuidarme en los alimentos, el deporte, mi padre siempre me incentivó en ese sentido», afirma la joven.

«Cuando empecé con el Judo lo hice como lo hace cualquier niño, como un deporte más. Rápidamente empecé a competir y parece que algo vieron en mi porque a los 13 años me convocaron para ser parte de la Selección Nacional«, un talento natural alimentado por disciplina de una buena alimentación y un entrenamiento duro. La cantidad de horas diarias que debe entrenar una deportista de la categoría de Ornella es de unas 5 horas diarias, 1 hora de cardio, 2 horas de fuerza y unas dos horas de técnica.
El Judo, para Ornella atraviesa su vida en todos los aspectos. Hoy está realizando sus estudios secundarios de modo on-line, pero no lo vive como un sacrificio sino como una oportunidad que le permite enfocarse en las oportunidades que se le presentan.

Ahora San Juan le preguntó a Ornella «¿Qué es lo más valioso que te enseña el Judo?», a lo que responde de modo automático entre una sonrisa y una reflexión profunda «Jamás subestimar nada ni a nadie».
«En unos de mis primeros Panamericanos había una chica de Estados Unidos que no paraba de llorar, no sé si por nervios o miedo, pero para mi era muy raro entonces le decia a mi mamá ‘¿Por qué llora si solo son unos Panamericanos?’. Yo muy confiada cuando me enteré que me tocaba pelear con ella dije «le gano» y resulta que perdí. Fue muy duro para mi, fue mi primer derrota y con alguien que antes había visto debil, me puse muy mal. Al final, luego de hablar con mi papá, mi familia, ir unas sesiones a terapia entendí que jamas hay que subestimar a nadie, en especial en situaciones como esta. Todos los que estamos en los torneos estamos en las mismas condiciones, entrenamos la misma cantidad de horas con mucha intensidad, cuidamos nuestra alimentación y habitos de vida en general», detalla sobre la anécdota que le dio esa enseñanza de vida.

Viajes por el mundo, intercambio con otras culturas, entrenamiento intenso, y muchas otras experiencias, sin embargo esa anecdota de vida es lo que marca la vida de esta joven judoca. Habla de la construcción de una personalidad que solo los grandes pueden hacer.
«Cuando fui convocada a la Selección Nacional era muy chica así que no me fui a vivir a Buenos Aires, sino que hago viajes para entrenar. 15/20 días allá y vuelvo 10. Con ese ritmo de entrenamiento y de una oportunidad realmente única fue que con mi familia decidimos que hiciera hasta 2° año de la escuela de manera presencial y como lo hacen todos, era imposible para mí y la vida de una deportista tiene mucho que ver con la edad, no podía dejar pasar esta oportunidad«, explica la joven. Si bien no tuvo una adolescencia que podría ser catalogada como normal, Ornella es una agradecida y no ve como sacrificio sino que tiene esas personalidades que siempre ve el vaso medio lleno, lo que la hace cobrar fuerzas y perseverar ante las adversidades.
Hoy está enfocada en las oportunidades que se le avecinan, nuevas metas y ansias de competir apenas pueda. Una gran promesa del deporte que representa a la provincia y al país, no solo por su destreza deportiva sino también por su calidad humana.