Mientras continúa la conmoción por el asesinato de Alma Barragán Santiago, candidata a la Alcaldía del municipio de Moroleón (Guanajuato), otro aspirante a los comicios federales fue atacado a balazos en Acapulco. La campaña para las elecciones federales del 6 de junio está marcada por la fuerte violencia, con más de 80 políticos asesinados, 34 de los cuales eran candidatos.
La candidata del partido Movimiento Ciudadano fue asesinada mientras encabezaba un evento político en Moroleón. El ataque ocurrió en la misma ciudad donde ocho días atrás el aspirante a diputado local, Juan Guzmán Ramírez, fue baleado pero sobrevivió.
El asesinato de Barragán llega 12 días después del homicidio de Abel Murrieta, candidato de la misma fuerza política socialdemócrata por la presidencia municipal de Cajeme (Sonora).
«Barragán era una mujer microempresaria, que crió a sus hijos sola. Era una política con una visión altruista de la política social. Estos ataques generan un clima de incertidumbre y revelan el grado de debilidad institucional en el país», dijo el analista político mexicano, Julián Andrade.
El presidente, Andrés Manuel López Obrador, lamentó el asesinato de Barragán y se lo atribuyó al crimen organizado.
En tanto, este miércoles 26 el candidato a alcalde de Acapulco de Fuerza por México, José Alberto Alonso, fue víctima de otro ataque: su vehículo recibió siete impactos de bala por parte de un grupo de hombres armados.
El analista entrevistado señaló que existe preocupación en que las autoridades no reconozcan la gravedad de estos episodios que además vulneran el derecho al voto de los ciudadanos.
«Existe una suerte de displicencia ante el desafío presente en zonas del país. (…) Las células de estos grupos criminales están interviniendo en la elección. Es muy grave, y puede degenerar en problemas de gobernabilidad democrática si [estos problemas] no son atendidos de una manera adecuada», sostuvo Andrade.
/En Órbita
