Vamos un poco a los archivos para entender el curioso gesto de Marcelo Tinelli para con la banda de hard rock Poison.
“¡Aquí está Bret! ¡Qué facha, por Dios!”, decía Marcelo Tinelli, y recibía a Poison en el estudio mayor de Telefe. Corría 1993 y la banda de hard rock que ya tenía más de una década en la ruta seguía en la cresta de la ola. “Cada rosa tiene su espina” fue el tema con el que abrieron un set problemático e inolvidable, y así, en castellano, la presentó el conductor. “Every Rose Has It’s Thorn” empezó a sonar, los brazos en la tribuna se levantaron, todos cantaban la canción, un lento para enamorarse. El romance de Poison con Ritmo de la noche iba a durar un ratito, hasta que el caos se terminó de apoderar.

Sobre el final del tema “Unskinny Bop”, los Poison revolearon alguna que otra guitarra, el pie del micrófono, y Bret terminó revolcado entre los pedazos de batería que se iban cayendo. Al final se fueron todos corriendo detrás del decorado, mientras la música del grupo se mezclaba con uno de los jingles del programa: “Una noche es una noche y el ritmo empieza otra vez…”.
Tinelli reía nervioso: “Rompieron todo”, decía el conductor, y mostraba los restos de los instrumentos que, él aún no lo sabía, iba a tener que pagar su producción, ya que estaban en préstamo.
A 28 años de esa presentación, Marcelo Tinelli llamó la atención con una foto que publicó su mujer Guillermina Valdes en sus redes sociales. La imagen muestra al conductor de ShowMatch con una Olimpia en brazos, la beba de su amiga Paula Kohan, pero además luciendo una remera negra con la imagen de aquella banda mítica de heavy metal que tanto dolores de cabeza.

Ese gesto podría tomarse como una actitud de “perdón” por lo ocurrido hace 28 años atrás.