Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional (AI), afirmó que la violación y la violencia sexual han sido usadas «como arma de guerra para infligir un daño físico y psicológico persistente a las mujeres y las niñas. «La gravedad y magnitud de los delitos sexuales perpetrados es particularmente impactante; constituyen crímenes de guerra y posibles crímenes de lesa humanidad. Degradan los principios humanos básicos», destacó, agregando que estas acciones deben detenerse.
De acuerdo con Amnistía Internacional, actos de «violación, esclavitud sexual, mutilación sexual y otras formas de tortura» son cometidos por las Fuerzas Armadas de Etiopía, las Fuerzas Armadas de Eritrea, la Fuerza Especial de la Policía Regional de Amhara (Etiopía) y el grupo de milicias Amhara Fano.
La guerra de Tigray
El pasado mes de noviembre en el norte de Etiopía estallaron enfrentamientos bélicos entre el Gobierno central (respaldado por las Fuerzas de Defensa de Eritrea) y las Fuerzas de Defensa de Tigray (FDT), integradas por las Fuerzas Especiales del gobierno regional de Tigray y miembros de partidos políticos como el Frente de Liberación Popular de Tigray (FLPT), entre otros. El conflicto provocó miles de muertes entre los civiles.
A finales de marzo, la ONU reportó más de 500 casos denunciados de violación sexual en la zona. En mayo, el patriarca de la Iglesia ortodoxa etíope, Abune Matías, denunció un «genocidio» en la región.
/RT