El 14 de noviembre se cumplieron cinco meses desde el día en que Guadalupe Belén Lucero fue vista por última vez, cuando jugaba con sus primos mientras festejaban un cumpleaños familiar en el barrio 544 viviendas, al Sur de la provincia de San Luis. La hermana Martha Pelloni pidió que «los gobiernos» den «respuestas» y «soluciones».
Devuelvan a Guadalupe. Lo pide su mamá, qué está diciendo esa madre, qué sabe la gente de San Luis, los familiares por parte del padre, y de la madre. Qué dice el gobierno. Los gobiernos están para cuidarnos, para darnos respuestas y soluciones. Hay una institución policial, no se pudo lograr nada, se perdió tiempo. ¿Y la Justicia?», cuestionó Pelloni. La hermana, quien era directora del colegio que asistía la jóven María Soledad Morales cuando fue asesinada por el poder en los 90 en Catamarca, fue una pieza clava para visibilizar el caso.
El día que fue vista por última vez vestía una calza rosa, botitas negas y parka del mismo color con capucha peludita. Mide 1,10 metros, es de tez trigueña, cabello lacio, y tiene un lunar en su mejilla izquierda y diente incisivo partido.
Rige la Alerta Amarilla emitida por Interpol, y Alerta Sofía establecida por el Ministerio de Seguridad de la Nación, medidas que tienen el objetivo de de distribuir imágenes de la niña a través de dispositivos móviles y medios de comunicación masivo para dar con su paradero. Además, se ofrece una recompensa por 5 millones de pesos.