La central nuclear de Fukushima quedó devastada luego del terremoto de marzo de 2011 y el posterior tsunami. El plan de Gobierno nipón, pretende verter millones de toneladas de agua contaminada al mar. “Una tarea inevitable” para desmantelar la planta y reconstruir el área de Fukushima, dijo el primer ministro japonés, Yoshihide Suga.
Posturas encontradas ante esta decisión se tornaron en los países vecinos, grupos pesqueros, organizaciones ambientalistas. Algunos plantean que “no es algo nuevo”, “aquí no hay escándalo” y que “la liberación al océano se realiza en otros lugares”, así lo plantea el director general del Organismo internacional de Energía Atómica Rafael Mariano Grossi.
Los países vecinos están preocupados por la decisión. Algunos dichos fueron “esto es altamente irresponsable y afectará gravemente la salud humana y a los intereses inmediatos de la población de los países vecinos”. Además, China, Korea del Sur, Rusia, cuestionan el haber tomado la decisión de modo unilateral.
Si bien el agua contaminada será previamente filtrada y los niveles de los contaminantes estarán por debajo del índice establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Son los contaminantes radioactivos diferentes al tritio que aún permanece en los tanques altos (…) estos otros contaminantes son todos de mayor riesgo para la salud que el tritio y se acumulan fácilmente en los mariscos y los sedimientos del fondo marino”, dijo Ken Buesseler, científico principal de la Institución Oceonográfica Woods Hole, en Massachusetts.
