Ahora San Juan entrevistó a Iván Manrique, una importante figura del mundo del arte de la provincia, que también estuvo siempre relacionado al diseño gráfico. Se autodefine como sencillo, un hombre común, que es papá, esposo, hijo, tío, nieto, etc. Y resaltó: «Tengo una marcada dependencia con la familia y los afectos, eso me moviliza y me mantiene vivo. Creo y cuido la amistad. En lo profesional soy un trabajador de las artes visuales. Como dice Victor Jara: ‘El tiempo dirá si soy un artista o no‘, me levanto todos los días pensando qué puedo hacer de nuevo para ampliar mi obra, qué puede gustarle a la gente y cómo poner en valor ciertas cosas que muchos no ven«. Manifestó que trabaja primero al dibujo como boceto, como estructura de pensamiento, y que desde ahí parte hacia el mural, el grabado o la pintura de caballete. «Lo que más me gusta del arte es la vida misma, la expresión que generan las personas cuando accionan en el teatro, la música, pintura, danza, escritura y el arte en general» argumentó, junto a su idea de que: «Las artes visuales funcionan como documentos históricos».

Entre las herramientas que usa están: bastidores con acrílicos, técnicas de facturas de pincel y fondos aerografiados, con el dibujo siempre presente. Donde usa tinta, grafito, sepias, sanguinas, carbonillas y acuarelas con las que combina los colores. Y tiene una disciplina favorita: «El mural». «Me gusta mucho y más si está en la vía pública, esa obra empieza a mutar y a lograr con el contexto otro impacto diferente a las que están en una galería, museo o sala de exposiciones«, determinó. Aquí trabaja con látex acrílico y pincel rodillo, «aunque sobre todo la aerografía«, indicó.

«La rebelión de las masas», no es sólo un libro de José Ortega y Gasset, sino que puede aplicarse en este caso a lo que un mural callejero significa dentro de la sociedad: En este sentido, Iván alegó que una vez que el artista lo deja en una calle, pared o cualquier entorno social; éste empieza a formar parte de su arquitectura y transeúntes. «Hace que exista un nexo con esos pasos arquitectónicos que hoy están plasmados en la comunidad. Las personas que pasan se apropian tanto del lugar como de ese mural. Accionan y reaccionan contra eso (de buena o mala manera). Y todo tiene su justificación. Es la disciplina que tiene un impacto más directo, deja de pertenecer al artista y se convierte en propiedad de ese entorno. Los murales comunitarios, son importantes porque se convoca a un grupo de personas donde se lo pinta, entonces toma otro sentido».

Yendo al eje de este relato de vida, podemos decir que si se quiere indagar en el sentido de identidad y riqueza científica, turística y paisajística de San Juan, indudablemente tenemos que hablar de Jáchal y de nuestro Parque Provincial de Ischigualasto. Y, justamente, éstos son dos lugares que hacen al Iván Manrique con el que conversamos en una tarde cuyana tranquila:
Cuando uno camina por las calles jachalleras o visita al que fue declarado sitio del patrimonio mundial por la UNESCO junto al Parque Nacional Talampaya; encuentra no sólo a un gran mural hecho por él en el centro de su ciudad de origen o la fantástica muestra pictórica: “Archipiélago de Adobe- Vestigios de Ischigualasto” que está abierta al público en el Parque hasta el día 14/08. Sino que se trata de su pueblo natal, su historia, tradición, el sentido de arraigo sobre su tierra. «Eso pasa muy a menudo cuando uno dice que es de Jáchal. Uno se siente de ese lugar y no de otro«, tal como Manrique lo explicó. Mientras que en el «yacimiento de fósiles más importante del mundo» nos topamos con «uno de los lugares que Iván más quiere en el planeta y en la galaxia«. Así es como se ingresa al corazón de un verdadero artista y de un sanjuanino nato, recorriendo espacios y momentos en los que dejó su sello.

«El arte es la rebelión del hombre ante la malvada estupidez de los sucesos cotidianos“, según las palabras que Iván citó de Alejandro Dolina para dar inicio a su descripción personal sobre las Artes Visuales, aquellas que adoptó como forma de vida. «Lo vengo haciendo desde niño, siempre vinculado y atraído por el dibujo y la pintura«, relató. Aunque las conoció en profundidad cuando empezó a estudiar en la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes. Las cuales dejó y retomó en 2015, cuando comenzó a generar obras para participar en concursos. Luego, contó que arrancó haciendo murales con aerosoles, algo que continuó hasta la actualidad: «Elegí este camino porque siento que es a donde pertenezco. Es lo que me hace bien y me gusta, tengo un sentimiento enraízado con la producción de obras y pinturas«.
Así fue como se fundó este romance sin fin con su obra de arte. «Es como una relación, donde hay primero un deseo de hacer algo, luego un camino en el que juega esa instancia de conocerse e ir desenvolviéndose. A veces se sufren desengaños, uno se enoja, la abandona, la retoma. La obra posee una dinámica propia y va por el camino que ella quiere. Se sufre, se ama, está ese amor-odio, llega el enamoramiento y el desamoramiento. Hasta que uno debe tomar una decisión: se deja, queda guardada, se repinta o se encuentra lo que quiere. Y eso viene de la mano del amor«.

En toda expresión artística no es posible dejar de nombrar a este sentimiento. Y en esto coincidió este maestro de trazo mágico, que recalcó: «Tiene mucho que ver en la producción de una obra desde el amor por lo que se hace y se quiere comunicar«. Aunque también agregó: «No todas transmiten algún sentimiento traído desde el corazón, hay casos donde generan un impacto terrible en el observador. Con relatos históricos y de experiencias personales«. Sin embargo, dejó en claro que las emociones están muy vinculadas, de una u otra forma. «En lo personal, el amor es un ingrediente que ocupa un lugar muy importante (por la historia, pasado, presente y proyección en el futuro. Y por la familia, otros artistas, profesores, maestros y la vida misma)«, reflectó.
«Lo valioso que tiene una obra de arte es la unicidad«, advirtió su creador enamorado. Y explicó que esto se debe al hecho de ser un objeto único e irrepetible, concepto que se da también en las series. «Cuando uno arma una exposición, no se hacen cuadros aislados, sino que todos funcionan juntos, tienen un soporte en la totalidad. Pero puntualmente lo significativo es que conecta al observador para que éste termine de cerrar la obra, la cual sin el aporte del público queda abierta», reveló. Y agregó: «El espectador tiene un rol muy importante, y eso me parece un pensamiento mágico, una observación muy interesante».

Las artes visuales engloban también las esculturas, perfomances, video-artes, el arte conceptual, la fotografía, collage, etc. Pero lo más relevante a remarcar, según Iván, es que: «Todo cuenta algo de un momento o de un contexto de la historia, del lugar y tiempo de la persona que lo ejecutó «. Además recordó que es una de las manifestaciones más destacadas para los seres humanos, donde «entra a jugar la estética de las sociedades, que algunos admiran, coleccionan, otros profanan, destruyen o sólo observan». Al hablar del arte en su vasto espectro, Manrique confesó que la música es su soporte o plataforma para conseguir trabajar en algo: «Siempre está presente: ya sea rock, instrumental, chill out, clásica, flamenco. Tenemos un amplio abanico de sonidos con fácil acceso a ellos a través de internet. Sin música no existo, no podría hacer lo que hago«.
Cabe mencionar que «San Juan está muy bien plantada con respecto a las artes visuales«, según este apasionado por ellas. «Tenemos al Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson, uno de los más importantes del país por su estructura edilicia y la calidad de la obra que alberga y transita. Gracias a este lugar pude conocer obras de artistas de diferentes partes del mundo: más antiguos o clásicos, como también más modernos. Es un punto neurálgico en esta área«. Y en consecuencia, Iván indicó qué es lo que más le gusta de nuestra provincia: «La gente, la idiosincracia, el sol tanto en la ciudad como en el campo, amo la montaña, me gustan sus vinos, su olivo, los sabores, los aromas y los lugares turísticos que tenemos, como Ischigualasto, Jáchal, Barreal , los obstervatorios, la cordillera, los departamentos vinculados a manifestaciones de pueblos originarios. Me gustan hasta palabras como: Angualasto, Pismanta. Soy un amante de mi provincia, me parece que es el lugar más lindo del mundo hasta con su viento zonda«.

«Hay artistas sanjuaninos que están teniendo éxito por diferentes lugares«, advirtió. Y entre ellos nombró: al ya fallecido Mario Pérez, Eduardo Ezquivel y Alberto Álvarez. Sin embargo, en este sentido, expresó su deseo de mejorar la visibilidad de los artistas en general. «Me gustaría que los artistas emergentes tuvieran la posibilidad de salir a otras partes y no solo en CABA. Como a la Patagonia, Santa Fe, Tucumán, Jujuy, Córdoba. Quisiera que sea un poco más federal el tema y no tan concentrado en Buenos Aires. San Juan en las artes visuales está en expansión, en crecimiento exponencial, y en condiciones de salir del país y al mundo«.

A la mitad de la nota, no hace falta repreguntar mucho para alcanzar el alma de este sanjuanino, empezando por Jáchal. Donde su principal emoción aflora: La nostalgia, y casi entre suspiros nos contó: «Hay un sentido de identidad muy fuerte. Ha sido cuna de muchos músicos, escritores, artistas, pintores, se valora a la cultura«. Aquí, añadió que se inculca desde niño aprender sobre sus orígenes: «Saber que existe un monumento histórico que está frente a la plaza: el Santuario Arquidiocesano San José de Jáchal. Que desde ahí partió la comisión de San Juan hacia Tucumán a declarar la independencia en 1816, y que tiene adentro un Cristo negro hecho en cuero por los pueblos aborígenes». A lo que sumó: «Jáchal, en su trazo fundacional con sus casonas coloniales de más de 200 años no pasa desapercibida por quienes la transitan y viven. Es uno de los pocos lugares donde hay un estilo arquitectónico de art decó sobre adobe. Tiene un centro como plaza que existe desde su fundación y que se mantuvo erguido hasta la actualidad. Donde hay una escultura de Francisco Narcizo Laprida hecha por Lola Mora, que fue restaurada por especialistas desde hace un poco mas de 10 años. Las cosas toman otro valor en este pueblo cálido, con mucha diversidad. Jáchal es también ese luchador que se revela y es lo que le da el toque distinto».

De hecho, la experiencia artística más emotiva que tuvo fue: «pintar un mural en el centro de este município, a una cuadra de la plaza, con el acompañamiento y colaboración de otro artista visual amigo, Federico Peralta«. Acá hizo una pausa en su relato y lo recordó: «El pueblo se revolucionó, se acercaban para vernos pintar. Eso me dio mucha fuerza y sentí un gran amor en esos días, por pertenecer al pueblo, haber nacido ahí. Fue una situación especial, por el cariño que recibí de todos en general. Nos ofrecían almorzar en sus casas, guardar las herramientas, si necesitábamos algo ir a buscar, nos traían agua, tortitas jachalleras, me sentí muy acompañado y valorado por la gente«.

Pero en su corazón, no sólo hay lugar para quien lo recibió cuando llegó al mundo. Sino también, para el que eligió como refugio seguro al crecer: Parque Provincial Ischigualasto. Esta cuenca triásica, en conjunto al Parque Nacional Talampaya, alberga manifestaciones prehistóricas, históricas, pre y póscolombinas. «Tiene una extención de 73 mil hectáreas aproximadamente, con un área no tangible que se declaró patrimonio del sitio mundial y antes patrimonio natural de la humanidad. UNESCO va modificando rangos«, comentó. Y además, contó acerca de los circuitos turísticos tanto diurnos como nocturnos que tiene disponibles para conocerlo: «Por un lado está presente la parte científica y de investigación, con lo geológico y paleontológico y por otro lado lo histórico, con las manifestaciones de pueblos originarios y marcas de arrieros en las piedras que desde mediado de 1700 empezaron a transitar ese lugar con destino a Huaco, Jáchal y Chile«. Resaltó de Ischigualasto, que tiene una importante «riqueza turística por las geoformas, los paisajes y alrededor de 40 millones de años del período tríasico para descubrir«, podría decirse que es toda una obra de arte natural.

Otros lugares que recomendó visitar son: Luego del Museo Provincial de Bellas Artes Frankiln Rawson ubicado en avenida Libertador junto a la Legislatura Provincial, «la Estación San Martín, la cual engloba obras, concursos y exposiciones de diferentes artistas. El Monumento al Deporte de Carrieri, la escultura de Lola Mora en la plaza principal de Jáchal. La casa de Santiago Paredes, un pintor muy importante sanjuanino. Junto a una serie de museos fuera del arte, como el de Ciencias Naturales, y el de la Historia Urbana«.
–¿Cuáles son tus referentes y artistas favoritos?, preguntamos.
-«El mendocino Carlos Alonso, pienso que es un tipo fuera de serie en el dibujo y también en la pintura. Tiene un gesto espectacular. Me gusta mucho la pintura, el dibujo y el gesto de Santiago Paredes, nuestro acuarelista y dibujante sanjuanino, me llega muy al corazón. Me hubiese encantado poder conocerlo. Alejandro Ozzi Carrizo, un dibujante sanjuanino amigo. Tiene mucha fuerza su dibujo. Alejandra Carabante, es una referente de nuestra provincia de la región y ya seguro del país, que expresa lo autóctono, lo cotidiano. Manifiesta cosas en sus obras como nostalgias, sentimientos, momentos que son plasmados en los personajes y entornos que dibuja. Tiene un relato propio regional, de mito, de leyenda y una majestuosidad en el dibujo que a mí me conmueve. Después hay otros artistas del mundo como: Alberto Durero que es un referente muy importante en la historia del arte, el pintor francés Théodore Géricault. También me gustan mucho los grabadores. Hace poco pude conocer la obra de un belga que vivió en Mendoza, Victor Delhez. Es un tipo de otro mundo. De Argentina, me encanta Eduardo Sívori en la pintura, Ricardo Carpani, Ernesto de la Carcova, Juan Carlos Castagnino, Lino Enea Spilimbergo, entre otros».

«Dibujar es pensar«. Para ir cerrando, Manrique que también está ligado a su actividad educadora desde diversos talleres que brinda, describió a su primer amor (el dibujo) como: «Una representación directa de la imaginación. Es conceptualizar, es pensar«. Y acá citó a Paul Klee: «El arte hace visible lo invisible«, para describir lo que a él le pasa cuando agarra un lápiz, una carbonilla o tinta. «Empiezo a jugar con las formas plásticas, con el punto, la línea y estos elementos que voy construyendo. Creo una dinámica propia, armando el concepto de lo que quiero plasmar y lo hago visible a través del dibujo«, detalló. Al mismo tiempo, destacó la idea de que luego se comparte con los seres queridos: «Mi hija Mía de 11 años, quien podría decir que me sigue los pasos, a veces dibuja conmigo, y no puedo explicar el placer que ésto me genera». Y aclaró: «Cuando hago una obra, ésta fue aprendida desde el dibujo».
–¿Es un don o una práctica adquirida?, se le cuestionó
-«Decir que uno sabe dibujar es como decir que uno sabe amar. Es tan sencillo como cocinar, o como hacer cualquier otra actividad manual. Se aprende, no creo que sea un don adquirido. Todos podemos dibujar, y de hecho lo hemos hecho en algún momento de la vida. Algunos tomaron y otros dejaron ese camino por diversas razones. Pero todos pueden desde el dibujo transmitir su propio pensamiento. Es algo muy natural que traemos«, contestó.

El mito de la musa inspiradora. Pablo Picasso dijo: «Cuando llegue la inspiración que me encuentre trabajando«. Frase que nuestro entrevistado comparte. Y en este punto dijo: «Hablar de musas me resulta gracioso. Creo que en cada caso, depende de la experiencia personal. Yo podría decir que una musa inspiradora es la nostalgia, lo que viví. Gozar de una estabilidad emocional buena es importante también. Y otra podría decir que es mi familia, mis amigos y la música. La cual es un ingrediente imprescindible. Algo que agregaría es mirar a otros artistas y aprender de ellos, de la historia del arte, y del conocimiento que es una gran musa inspiradora».
Un deseo, varios proyectos y un sueño: Para culminar la charla llena de magia cuyana nacida en la imaginación que Iván materializa con sus manos. Enumeró estos tres puntos:
- «Quisiera que los sanjuaninos seamos más solidarios, que entendamos y ayudemos a quienes lo necesiten sin hacer la vista al costado. Si bien las actividades artísticas están marcadas por el individualismo, podemos preocuparnos por el que tenemos cerca. En mi caso, siempre alguien me dio una mano, y eso es muy importante. Es necesario sacar el egoísmo que nos divide como sociedad. Aprender a valorar lo mucho que tenemos: desde el vínculo familiar y quienes nos aman, hasta todo lo que nos brinda la naturaleza, nuestra arquitectura, paisaje, flora, fauna. Cuidar a la madre naturaleza para las próximas generaciones, esto lo digo como persona y no como artista«.
- «Tengo pensado trabajar parte de mi obra en grabado, corrosión galbánica o en aguas fuertes. No sé cuándo lo tendré listo pero es algo que tengo pendiente. Después tengo proyectos para presentar obras nuevamente en Buenos Aires. Y en septiembre, viajo a Jáchal con: Archipielagos de Adobe/ Vestigios de Ischigualasto. Agradezco el acompañamiento de este município».
- «Finalmente, seguiré dibujando y produciendo obras hasta que ya no pueda pintar más. Eso es permanente. Un sueño sería vivir de la producción de obra propia. Tener buena salud por mucho tiempo y que todo mi entorno y familia estén bien».
