Este artículo ha sido facilitado por el actor, humorista, escritor y director de teatro, cine y televisión brasileño Bemvindo Pereira de Sequeira.
Aunque la primera representación teatral en Brasil tuvo lugar en el siglo XVI, a cargo del jesuita José de Anchieta, que utilizó el teatro para evangelizar a los pueblos nativos, sólo en 1838 se puso en escena la primera obra brasileña, obra del brasileño Martins Pena: O Juiz de Paz na Roça.
Al ser puesta en escena, esta obra impulsó la aparición de los primeros actores brasileños. Fue alrededor de 1850 cuando surgió en Río de Janeiro el actor João Caetano, que comenzó a poner en escena obras de autores brasileños e internacionales en la entonces Capital Imperial.
João Caetano fue el pionero en sistematizar la enseñanza del arte escénico en Brasil. En su libro «Lições Dramáticas», intentó desarrollar un método de actuación.
Aunque la primera escuela de formación de actores, la Escuela de Teatro Martins Penna, se fundó en Río de Janeiro en 1908, sólo en 1948 con la llegada de refugiados europeos de la Segunda Guerra Mundial, el teatro brasileño dio un gran salto en el arte de la interpretación.
Nombres como el del polaco Zbigniew Ziembinski (1908-1978), seguido de los directores italianos Gianni Ratto y Adolfo Celi, introdujeron el método del ruso Konstantín Stanislavski entre los actores del recién creado Teatro Brasileiro de Comédias (TBC) de São Paulo.
En la actualidad, Brasil cuenta con importantes centros de formación de actores, con escuelas de artes escénicas situadas en Río de Janeiro, São Paulo, Rio Grande do Sul, Brasilia y Bahía, a través de las universidades federales.
También cabe mencionar la existencia de otras escuelas de alto nivel para la formación de actores, como la Facultad de Artes Dulcina de Moraes, en Brasilia; la Escuela de Arte Dramático (EAD), en São Paulo, fundada en 1948; y los cursos privados promovidos por el director de telenovelas Wolf Maia, en São Paulo y Río de Janeiro, destinados a la formación de actores para televisión y cine.
En la actualidad, hay cientos de talleres y escuelas en Brasil, tanto públicas como privadas, dedicadas a la formación de actores.
Todo ello ha permitido a Brasil presentar una capacidad profesional de sus actores comparable a la de los mejores del mundo, como demuestra el número de nominaciones y premios internacionales recibidos por artistas brasileños.
Esta calidad de los actores brasileños refleja no sólo las escuelas de formación, sino también la rica diversidad cultural de un país que es prácticamente un continente.
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