Un estudio realizado por Luana Nascimento, investigadora del Instituto Senai de Innovación en Biosintéticos y Fibras, demuestra que Brasil podría reducir las emisiones de dióxido de carbono en 18 millones de toneladas con sólo sustituir los abonos minerales por biofertilizantes en la siembra de gramíneas.
Alrededor del 80% de los fertilizantes minerales utilizados en la alimentación y la agricultura son importados, por lo que su sustitución por biofertilizantes podría reducir significativamente los costes de producción.
Según un estudio apoyado por la Asociación Brasileña de Bioinnovación (ABBI), el uso de biofertilizantes también podría ser una solución sostenible para la producción de alimentos. La información fue publicada por
Brasil 247, socio de la red TV BRICS.
La investigación se basó en los requisitos estratégicos del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Brasil para garantizar la seguridad alimentaria, la sostenibilidad y la competitividad de la agroindustria en el país. El trabajo incluyó análisis de productos, patentes y artículos científicos publicados en los últimos cinco años. Los resultados mostraron que el uso de biofertilizantes puede reducir el impacto medioambiental de los fertilizantes minerales.
Además, el proyecto también reveló los beneficios económicos del uso de biofertilizantes en la producción de alimentos, que podrían ahorrar al sector hasta 5.100 millones de dólares.
La autora del estudio señala que esta investigación es un paso importante hacia la sostenibilidad medioambiental en la agricultura y la mejora de los sistemas de alimentación en Brasil.
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