Mensaje con ocasión del Día Internacional de Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas en una carta para toda la población.
¡NO NOS RESIGNEMOS AL NARCOTRÁFICO!
El 26 de junio se conmemora el día Internacional de Lucha contra el Uso Indebido
y el Tráfico Ilícito de Drogas. En esta jornada queremos volver a manifestar nuestra más
profunda preocupación, haciéndonos eco de las inquietudes expresadas por los obispos
de América Latina y el Caribe a partir de la realidad que vivimos en nuestros países.
En 2007 dijimos en el documento conclusivo de la V Conferencia en Aparecida:
“El problema de la droga es como una mancha de aceite que invade todo. No reconoce
fronteras, ni geográficas ni humanas. Ataca por igual a países ricos y pobres, a niños,
jóvenes, adultos y ancianos, a hombres y mujeres. La Iglesia no puede permanecer
indiferente ante este flagelo que está destruyendo a la humanidad, especialmente a las
nuevas generaciones” (Documento de Aparecida, 422).
Hoy ratificamos nuestra apreciación de aquel entonces, e incluso señalamos que la
situación ha empeorado.
El narcotráfico ha demostrado en muchos países de la región su capacidad de
infiltrar y corromper los poderes del Estado, las policías, las fuerzas armadas, los medios de comunicación, las empresas, en definitiva, todas las instituciones de la democracia. Ha
sabido encontrar complicidades en los sistemas financieros, eludiendo controles y
fiscalizaciones, e incluso hallando escondites como las finanzas descentralizadas de las
criptomonedas.
A su paso ha consagrado territorios enteros para su propia producción, ha
organizado ejércitos propios, pandillas y sistemas violentos para el control de los
territorios. Millones de jóvenes han clausurado su vida en el consumo de sustancias, y se
han arruinado familias enteras.
El narcotráfico es la disolución de los Estados, el reemplazo del Estado de derecho
por la instauración de otra ley, la del más fuerte. Es un signo del derrumbe de la
civilización occidental. ¿Cómo no vamos a expresar nuestra preocupación en este día?
Traemos las palabras del Papa Francisco en Santa Cruz de la Sierra: Y detrás de
tanto dolor, tanta muerte y destrucción, se huele el tufo de eso que Basilio de Cesarea –
uno de los primeros teólogos de la Iglesia– llamaba “el estiércol del diablo”, la ambición
desenfrenada de dinero que gobierna. Ese es “el estiércol del diablo”. Es así, en la base
del problema de la droga hay una cultura que descuida la vida por estar construida en el
afán de lucro.
Lamentablemente, a la vez que crece el problema, ganan voz las propuestas
derrotistas que señalan que es inútil luchar, que con legalizar la producción, consumo y
distribución de drogas esto se solucionaría. Más allá de que pueda ser conveniente o no
cambiar el estatus legal del negocio de la droga, no creemos que ello pueda transformar
la raíz de un problema que es más profundo, y que tiene que ver con la ambición
desenfrenada de dinero que nos gobierna, según señalaba el Papa.
No naturalicemos la situación, no dejemos que el corazón se nos llene de miedo ni
que se adormezca nuestra capacidad de reconocer que está en juego el presente y el futuro
de la sociedad.
Por eso, animamos la Iglesia y a los pueblos de América Latina y el Caribe a no
resignarse, y a seguir organizándose para cuidar la vida. Estamos convencidos de que toda
vida humana es sagrada, y que cuidar la vida es el camino alternativo al gobierno del
dinero. En cada lugar donde se abraza a quien sufre, donde se generan condiciones para
el desarrollo humano integral, donde se camina al ritmo del más lento, donde se agranda
la mesa para que coman todos, se está dando a luz la esperanza.
Desde el Celam, hace dos años decidimos lanzar la Pastoral Latinoamericana de
Acompañamiento y Prevención de las Adicciones, para ponernos una vez más al servicio
de la vida, y para reunir a todos los espacios que en la región se organizan para cuidarla.
Elevamos al Señor nuestra oración por las víctimas del narcotráfico y pedimos a
nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América, que bendiga la vida de nuestros
pueblos y nos anime a encontrar caminos de paz que nos lleven a la Vida plena.
Presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano
