El Xeneize no solo deberá golear al equipo neozelandés y esperar que Bayern Múnich supere a Benfica, sino que también será afectado por las altas temperaturas, que fueron una constante en este torneo.
Cuando Boca salga a la cancha del Geodis Park para enfrentar a Auckland City por la tercera fecha del Grupo C del Mundial de Clubes, no solo estará jugándose la clasificación a los octavos de final. Además del resultado entre Bayern Múnich y Benfica, el equipo de Miguel Ángel Russo tendrá que lidiar con un rival inesperado pero temido: el calor.
El partido comenzará a las 16 horas de la Argentina, es decir, a las 14 en Nashville, ciudad donde se disputará el encuentro. Para ese momento, el pronóstico climático anticipa una temperatura cercana a los 37 grados, algo que condicionará el ritmo del juego y exigirá un esfuerzo físico adicional a los futbolistas.
A diferencia de los primeros dos partidos, que se jugaron en Miami a las 18 (hora local) y permitieron cierta tregua del clima, esta vez el Xeneize saldrá a la cancha en pleno horario de altas temperaturas, con el sol de frente y un calor agobiante que ya ha sido protagonista en casi todos los encuentros del certamen.
En ese contexto, la FIFA dispuso antes del inicio del torneo dos pausas obligatorias para refrescarse, a los 30 y 75 minutos de juego. Sin embargo, esta medida apenas mitiga el impacto de las condiciones climáticas extremas, que obligaron a varios jugadores a usar toallas mojadas y métodos de enfriamiento improvisados para seguir en pie.
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