Por Rafael Ibañez.
San Juan vivió dos semanas con protestas docentes por aumento salarial, y más allá del legítimo reclamo y su resolución mediante la aceptación final de la propuesta de gobierno, se cruzaron intereses políticos con el ojo puesto en las elecciones del año que viene.
Entiendo a esta nota como una contribución al análisis que debe hacerse descartando emociones, sobre todo de quienes se ubican dentro o cerca del Frente de Todos.
Hace tres meses, a principios de marzo, el gobierno provincial y los gremios estatales y docentes firmaron un acuerdo de aumento salarial escalonado que aplicaba 20% en dicho mes y 25% distribuido entre mayo y diciembre para llegar a un incremento anual del 45%.
Se realizó tal y como corresponde a principios de año, y claro está, se consideró que con las revisiones periódicas preestablecidas este tema ya estaba encarrilado y caso cerrado.
Pero en el medio “pasaron cosas”, de las cuales cuatro son determinantes para el aumento inflacionario:
– La deuda externa y el acuerdo con el FMI de la mano de la especulación financiera.
– Remarcación brutal de los mega productores (oligarquía) y exportadores de alimentos y commodities.
– Las sanciones por el conflicto EEUU(OTAN) con Rusia en Ucrania con la creciente inflación en EEUU y Europa.
-El errante gobierno nacional de la mano de una pobre dirigencia empresarial, sindical y política en general.
(En otra nota espero tratar estos temas para no hacer aún más largo este extenso artículo).
Mientras la inflación crecía y crecía, la dirigencia política sanjuanina se sumergía en el debate sobre la forma de cómo deberían ser elegidos los candidatos en las internas partidarias. Puso en la agenda mediática local un tema a miles de kilómetros de distancia de los problemas percibidos como centrales por las mayorías: el aumento incesante de los precios de la canasta básica, el aumento de la pobreza que abraza a la mayoría de la población y la falta de empleo con salario en blanco y digno.
El oficialismo local impulsó la anulación de la elección interna mediante las PASO en una maniobra que teóricamente simplificará el calendario electoral y que fue vista por la oposición como algo hecho para beneficio propio y que impondría nuevamente un sistema de lemas o colectoras. Toda la oposición se volcó a ver si esto los favorecía o no y se sumó a ubicar este punto como eje de discusión política en “nombre de la democracia”, aunque claramente en el marco de lo que le conviene a cada uno.
Los sindicatos locales, en general más abocados a su tareas asociadas al rol de “mutual y obra social” están ausentes desde hace rato de los reclamos salariales, a excepción de cuando son luchas nacionales como los de UTA.
En general no supieron ver, atender o percibir que este malestar inflacionario estaba creciendo fuertemente y que los docentes y estatales de planta permanente son más proclives a manifestarse ya que no son “echables” como los privados.
Sumemos a este caldo, y no es para nada menor, que entre la planta docente y el sector de salud hay un importante núcleo que se autopercibe como “clase media que merece más por ser profesional o haber estudiado”, claramente permeable al discurso liberal y antiperonista, con esa tendencia individualista y supremacista social que a la vez está más dispuesto a reclamar por lo que “se merecen”. Ya se manifestaron con mucha fuerza los médicos y grupos docentes pertenecientes a este sector en plena pandemia.
De esas luchas pasadas surgieron líderes de “autoconvocados” que luego actuaron políticamente en Juntos por el cambio, como los de Unión y Libertad, que son liberales a mitad de camino de Macri y Milei.
Fue precisamente desde estos sectores “medios y liberales” de donde surge el liderazgo del reclamo, tanto en forma como contenido. En la entrega del primer petitorio a Luis Rueda, secretario de Uñac, una de las dirigentes expresó “que si el gobierno accedía contarían con su apoyo, que no están contra el gobierno” y a la salida otra representante dejó claro que ellos no son piqueteros y que piden por lo que se merecen por ser docentes.
Siempre solicitaron la ausencia de simbología partidaria o sindical, expresaron que no son políticos, sindicalistas o militantes sociales, que solamente piden salarios dignos y utilizaron los símbolos patrios como identificación. La misma metodología y discurso que usa la derecha en general y muy notorio aquí en la Ciudad de Buenos Aires, como con las marchas del “campo” por ejemplo.
El objetivo de fondo es lavar el contenido social de la protesta limitándolo a un reclamo económico puntual y expresar a la vez un claro repudio opositor de los sectores medios de la mano de un sentido estético más “pulcro” mientras se gana la calle.
La protesta no va de la mano de si la calidad de la educación es buena o no, si es la que precisamos como sociedad y tampoco está en solidaridad con otros sectores sociales empobrecidos o vulnerables, se circunscribe a “quiero mi salario que merezco ya”.
Por si queda alguna duda de qué lado está la épica emotiva de las protestas basta con ver la profesional y muy lograda producción de este video con voz de Osvaldo Benmuyal, un conocido anti peronista militante y pro liberal. Es un excluyente “nosotros”( los merecedores empoderados) que “no volveremos a ser los mismos” contra sindicatos y gobierno envueltos en banderas argentinas y entonando el himno.
Luego del impacto de las elecciones del 2021 y ganando por escaso márgen, el gobierno sanjuanino tampoco pudo o no supo prevenir y estuvo más dedicado a encaminar el posicionamiento político electoral de cara al año próximo poniendo como discurso el ejemplo de la tranquilidad y las cuentas ordenadas de la provincia.
Cuando estalló este reciente conflicto docente tuvo una evidente falta de reflejos y demoras incomprensibles que generaron incertidumbre junto a un silencio inicial de los políticos oficialistas, incluyendo a funcionarios y diputados. Dio la sensación de que no entendieron qué y por qué estaba pasando este reclamo. Se estiró innecesariamente la intervención y toda la iniciativa la tuvieron los “autoconvocados” hasta que finalmente hubo una decisión de Uñac de poner fin a este litigio en persona.
La oposición interna local del Frente de Todos tiene dos vertientes, una es el giojismo como principal protagonista y la otra de un sector de organizaciones menores que buscan a los codazos protagonismo. Ambos vieron en el reclamo docente un hermoso bote al cual subirse para pegarle al gobierno, ya sea expresando un abierto respaldo a las protestas criticando a Uñac o dando bajo cuerda apoyo y realizando acciones que alienten el mismo, como la protesta conjunta del 25 de Mayo previa a la marcha del 26.
Estos actores de la interna oficialista merecen un tratamiento en particular porque tampoco entendieron qué y cómo estaba pasando esto, quiénes estaban a la vanguardia del reclamo y qué objetivos perseguían.
En primer lugar y a diferencia de la mayoría de las luchas históricas de los trabajadores, no estuvo ni el peronismo, ni la izquierda ni nadie que reivindique el cambio social en beneficio de las mayorías. La “vanguardia ideológica” fue liberal manejada por la derecha local que es claramente antiperonista, particularmente antikirchnerista y anti todo lo popular.
Que el reclamo sea justo, legítimo y que mucha gente salga a protestar no significa que mecánicamente lo haga una “heróica lucha o rebelión popular” como algunos trasnochados dijeron abiertamente en posteos en redes y medios.
Llenos de frases altisonantes y dando a entender que era casi un camino revolucionario donde el Pueblo se despertó, se sumaron de lleno a apoyar y movilizar sintiendo que el gobierno mostraba debilidad y esta era una oportunidad para capitalizar la lucha y ponerse al frente.
Dieron un salto imaginario, sólo en sus mentes, que pasaba de acompañar a conducir, y por eso promovieron siempre escalar el conflicto con cada vez más tono político opositor.
Ese objetivo no estaba evidentemente en la mayoría de los docentes y estatales que simplemente buscaban que les aumentaran y nada más. No había ni hay un ideario colectivo y solidario para con la sociedad y los propios sectores de pertenencia social en esta lucha. Más bien fue una suma matemática de reclamos de individuos pertenecientes a un espacio. No olvidemos que la dirección ideológica es liberal y por ende individualista, no colectiva y la Patria no es el otro, sino un “yo” a lo sumo extendido a mi núcleo laboral más cercano.
Es por este motivo que luego del anuncio de Uñac de la “propuesta histórica” del aumento del 40% en Junio adelantando el 65% anual previsto en la paritaria y a la espera de que la asamblea con los delegados departamentales de los “autoconvocados”, el sector “combativo” de cierta izquierda junto a la oposición interna del FdT, creían que todos rechazarían eso, buscarían ir por más y se desencadenaría una pueblada, por decirlo de alguna forma.
Pasó todo lo contrario, dijeron que bueno, me sirve, listo, lo conseguí, chau, me voy. Quedaron solos, desorientados y con sensación de derrota.
El descontento por la situación económica general y la inflación en particular fue canalizado contra el gobierno provincial, que no pudo o no supo despegarse de esa atadura y por eso el final del litigio, con el respiro consiguiente, tuvo un alto costo. El devenir dirá si podrá retomar la iniciativa y encarar el futuro con acciones políticas y económicas-sociales usando las herramientas que tiene y que son muchas.
La situación general de la economía argentina no da la sensación de que vaya a ser al menos tranquila en lo inmediato,
La oposición interna solo hizo más agujeros al bote que los contiene, porque en vez de propiciar una salida buscó echar leña al fuego apostando al descontento para sumar voluntades contra Uñac. La oposición orreguista, macrista y pan-liberal agradecida, ya que todo lo que sea resquebrajar al Frente de Todos y mostrar que los peronistas y sus socios se pelean es bienvenido como un aporte invaluable.
Orrego y compañía ausentes y sin aviso, nada de nada dijeron, lo cual no es solamente sospechoso, sino extremadamente grave e irresponsable de alguien que se supone puede llegar a ser gobernador. Se conmovió a San Juan y calló.
Solamente explican el silencio, el oportunismo, el apoyar desde las sombras y que rompería con su base electoral antiestatista si, siendo cabeza de Juntos por el Cambio, promovía un aumento de sueldo a estatales y docentes que después podría pasarle factura.
Hace poco una candidata a la Capital de su coalición e integrante de los primeros “autoconvocados” expresó que quiere bajar el escalafón político y que el sueldo máximo sea de docente o jubilado. Todos los sueldos se atan a dicha pirámide, si baja la cúspide, se baja todo.
Los principales actores perjudicados y ciertamente desacreditados fueron los dirigentes de los sindicatos docentes y en menor medida los estatales, vistos como los adversarios por los “autoconvocados”. Dicho sea de paso, no sería de extrañar que aparezca el intento de crear un nuevo sindicato y algún espacio político producto de la protesta.
En el podio le siguieron tanto el gobierno como la oposición interna y externa, que estuvieron a destiempo, inmovilizados, desencajados, ocultos o plenos de oportunismo pero todos terminaron claramente raspados y golpeados.
Los “autoconvocados” sufrieron un fuerte desgaste también. Al extenderse tanto tiempo el litigio terminó volcando en su contra a una parte de la sociedad que se cansó de tanto conflicto y que miraba de reojo pensando más en sus propios problemas. A medida que se estiraba la protesta era cada vez más evidente cómo disminuía la cantidad de participantes a las marchas y el día final ya era una fracción notoriamente menor y más militante.
Al final, si es por elegir quienes ganaron, se puede decir que fueron los docentes y estatales que obtuvieron una mejora salarial a partir de su participación, apoyando las protestas iniciales y cerrando el tema cuando sintieron que habían obtenido un buen logro.
No será la última protesta por mejoras salariales, el futuro económico y los factores que influyen hacen creer que esto será así.
Hay muchas lecciones, pero una muy importante que aún no entiende el peronismo, el progresismo y cierta izquierda, es que la mejora económica de los trabajadores no implica que por arte de magia tendrán conciencia de clase, se harán combativos o agradecerán al gobierno. Ya lo sufrió el kirchnerismo y le pasa al peronismo local, eso es un trabajo que hay que darse dentro de la llamada batalla cultural y de ideas. La derecha lo sabe mejor y nunca deja el debate ideológico, lo da siempre y en todo lugar.
Volviendo al desenlace del conflicto docente, fue un logro de los trabajadores estatales, pero no una victoria ideológica o política del campo nacional y popular, sino al contrario, se dio en el marco de un discurso liberal e individualista durante un gobierno del Frente de Todos con hegemonía peronista. Sin dudas, un fuerte llamado de atención mirando al 2023.
Agradezco a quienes se comunicaron solicitando mis notas y luego de un tiempo bastante largo pude sentarme a escribir nuevamente. La vida tiene exigencias y tiempos que uno no controla. Muchas gracias nuevamente.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.