Familiares de las víctimas y sobrevivientes de las masacres de Cromañón, en la que murieron 194 personas durante un recital en un boliche del barrio porteño de Once, y de Luis Viale, donde fallecieron una mujer y cinco niños por el incendio en un taller textil clandestino de Caballito, buscan que ambos inmuebles sean expropiados y convertidos en «centros de memoria» para contribuir a visibilizar ambos siniestros y a rescatar sus historias.
Los proyectos fueron presentados en la Legislatura porteña durante este año y apuntan a que pasen a manos del Estado el inmueble de Bartolomé Mitre 3060, donde funcionó el local bailable «República Cromañón», y el de de Luis Viale 1269, en el cual vivían y trabajaban 65 personas en condiciones de explotación laboral y hacinamiento.
Ambas iniciativas fueron elaboradas por los grupos que reúnen a los familiares de las víctimas y a los sobrevivientes de los dos hechos, quienes reclaman a los diputados de la ciudad de Buenos Aires la sanción de sus propuestas, para lo cual concurrirán el jueves próximo, a las 17, a la reunión de la Comisión Especial de Seguimiento y Prevención de la Violencia Institucional del Parlamento porteño.
«Queremos que haya una respuesta a nuestro proyecto que ya presentamos en dos oportunidades desde hace tres años. Que nos dejen de dar vueltas porque nadie nos dice que lo que planteamos está mal, entonces la falta de respuesta de los legisladores es violenta», declaró Silvia Bignami, integrante del Movimiento Cromañón y mamá de Julián Rozengardt, quien murió a los 18 años en el boliche, en diálogo con Télam.
Dicho proyecto plantea que el establecimiento, ubicado Bartolomé Mitre 3060 en el barrio porteño de Once, que es propiedad de Rafael Levy, sea expropiado para «resguardar los elementos testimoniales que hacen a su valor histórico-cultural y configuran la memoria histórica colectiva de la Ciudad».

A su vez, el segundo proyecto, que está impulsado por la Comisión por la Memoria y Justicia de los obreros textiles de Luis Viale, destaca «el interés por preservar el sitio» a partir de «connotaciones afectivas y racionales«.
En declaraciones al mismo medio, Lourdes Hidalgo, una de las sobrevivientes, aseguró que están «decididos a pelear por la expropiación del galpón a los dueños, que son los mismos del 2006, porque este caso quedó impune, entonces no queremos que vuelva a ocurrir allí otra masacre».
El taller, ubicado en Luis Viale 1269 del barrio porteño de Caballito, era un galpón con una planta baja donde estaban las maquinarias y un primer piso para las habitaciones, separadas sólo por telas y cartones, donde vivían 65 personas.
Por un desperfecto eléctrico, el 30 de marzo del 2006 se desató un incendio en la planta superior que mató a seis personas que no pudieron escapar por el humo: Juana Vilca, de 25 años y embarazada; Wifredo Quispe, de 15 años; Elías Carabajal, de 10 años; Rodrigo Carabajal, de 4 años; Luis Quispe, de 4 años y Harry Rodríguez, de 3 años.
«Buscamos que el lugar sea un espacio para las próximas generaciones, para nuestros hijos, que tengan donde organizarse y capacitarse porque las víctimas de Luis Viale eran todos inmigrantes bolivianos que no sabían nada sobre los derechos ni a quién recurrir«, finalizó Hidalgo.